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Veragua es el nombre de una antigua ganadería española de toros bravos, comprada en 1835 por los duques de Osuna y de Veragua. Aunque su origen es una finca andaluza, la de Vázquez, fue siempre considerado un hierro de Madrid y de un propietario madrileño, lo que rompió con la hegemonía andaluza en la crianza de toros. Fue la ganadería brava dominante durante varias décadas y una de las más famosas, presente en numerosos eventos históricos, como la celebración de la mayoría de edad y de la boda de Alfonso XIII. Su periodo de esplendor coincidió íntegramente con algunas de las máximas figuras del toreo tradicional, como Frascuelo y Lagartijo, y posteriormente con el auge de Guerrita. Ya en los últimos años de la carrera profesional de Guerrita, la ganadería inicia su decadencia, coincidiendo con la llamada «edad de oro del toreo», la de Joselito y Belmonte. Con esta última pareja sobrevino la tauromaquia moderna, cambiaron los gustos del público (que empezó a apreciar un toro más adecuado para el lucimiento con el capote y la muleta) y cambió también la forma de seleccionar el toro de lidia, lo que afectó a Veragua, enajenada en 1927 por el tercer duque de Veragua ganadero, dando así fin a casi un siglo de esta vacada bajo la propiedad de los duques de Veragua.

En 1930 fue nuevamente vendida a Juan Pedro Domecq y Núñez de Villavicencio, que la trasladó desde Madrid a su finca «Jandilla», en la provincia de Cádiz, donde las reses siguen criándose con el mismo hierro y la misma divisa que usó la casa ducal. Por ello, aunque quedan pocas ganaderías de origen veragüeño, el amplio encaste de Domecq, el más extendido en la actualidad, tiene una pequeña parte de sangre veragüeña.

Características

Muy variado de capa y pelo, el toro de Veragua se caracterizaba por su nobleza y su frecuente acometividad a los caballos en el tercio de varas, algo muy valorado por el respetable y que protagonizaba gran parte de la lidia en el toreo tradicional, aunque con querencia a tablas, donde a menudo había que terminar estoqueándolos.

Historia

El origen de Veragua se remonta a fines del siglo XVIII y principios del XIX, fundada por el ganadero sevillano Vicente José Vázquez a base de cruzar reses del marqués de Casa-Ulloa, de Bécquer, de José Rafael Cabrera y de Vistahermosa. A su muerte sin descendencia en 1830, fue adquirida por el rey Fernando VII. En 1835, la Ganadería Real fue enajenada a los duques de Osuna y de Veragua. En 1849 Pedro de Alcántara Colón, gran entusiasta del toreo, se convirtió en el único dueño y el primer duque de Veragua ganadero, periodo en el que el hierro de Veragua obtuvo gran esplendor. A su muerte, en 1866, su hijo Cristóbal Colón de la Cerda, segundo duque de Veragua ganadero, pasó a ser propietario. En 1911 la heredó el nieto, Cristóbal Colón y Aguilera, tercer duque de Veragua ganadero, quien en 1927 finalmente decidió vender a Manuel Martín Alonso, vecino de Alameda de la Sagra (Toledo), por un millón de pesetas (6000 euros), las 1137 cabezas de esta histórica ganadería.

Bibliografía

• 
  Del toreo a la bravura, Juan Pedro Domecq, págs. 51-101. Alianza Editorial, 2009.

Enlaces externos

• La histórica vacada de los Duques de Veragua